Lucas Botero, Bogotá


Con Scholastica 360°, Lucas Botero fue aceptado al Advanced Management Development Program in Real State en Harvard University.

Scholastica me generó un impacto supremamente, digamos, sobresaliente. Y, de hecho, gracias a esas decisiones que hoy yo creo que el proceso de aplicación y el hecho de que Harvard me haya aceptado, se lo debo en gran medida a haber contratado a Scholastica.

La diferencia de postulación a un posgrado de Latinoamérica, a uno en Estados Unidos, es toda.

Scholastica tiene una metodología milimétrica que se requiere para prepararse, no lo hubiera podido lograr, eso es la diferencia. Hay que estar preparado para ser milimétricamente preciso, para pasar y competir a nivel global.

Scholastica tuvo un impacto estructural, digamos, en el corto plazo en mi vida, digamos, desde el punto de vista de empresario.

Me sorprendió sobremanera la capacidad de Scholastica de ajustarse al caso específico de cada quien. En mi caso, yo pasé por querer estar en un Executive MBA, después pasé por querer, o pasamos los cuatro socios por irnos cada uno a una escuela. Después pasé por decir, bueno, me voy a MIT o a Londres. Y un poco sin rumbo, y fue Scholastica quien me dio el rumbo. Y cuando me lo dio el rumbo, encontramos un programa que no es el que todo el mundo escoge, porque no es una maestría, no es un doctorado, es un programa de High Management o Advanced Management que no mucha gente conoce. Y por eso mismo, el proceso fue muy atípico. Y aun con procesos atípicos, y con mis preguntas atípicas, y con unos entregables atípicos, Scholastica estuvo todo el tiempo ahí, perfectamente, perfectamente compenetrado y perfectamente, digamos, parado o con un entendimiento perfecto, como si ya lo hubiera hecho un millón de veces con el AMBP. Como si lo hubiera hecho un millón de veces. Y eso, vuelvo y digo que es impresionante. El 360° grados del nombre Scholastica lo dice perfecto.

Y estoy muy contento, de hecho, a cada persona que me encuentre que tiene la intención de salir a Estados Unidos o a otro país a estudiar. O mis socios que, por ejemplo, tienen hijos pequeños y no saben cómo irles estructurando esa metodología para poder competir a nivel global. O amigos míos que ya son ejecutivos, pero que no han tomado la decisión de dar el salto. 

Llamen a Scholastica. Ese grupo de Scholastica son expertos ayudándole a uno y llevándolo todo el camino. Y hacen que usted pase.

Uno realmente sí tiene que trabajar mucho en la narrativa y en el cuento que uno le quiere contar a la universidad y que sea blindado, Bulletproof y Scholastica desde el momento cero que hablé con Adriana. Esa fue, digamos, la columna vertebral. ¿Cuál es tu narrativa? ¿Cuál es tu agente diferenciador? ¿Cómo vas a contar que tú eres distinto a este o al otro? ¿Por qué tú eres mejor que un empresario de real estate en Japón que tiene 35 años? ¿También es papá? ¿También es bilingüe o en una de esas trilingüe? ¿Le fue mejor que a ti en el GMAT o en el TOEFL, etc.? ¿Qué tienes tú que él no tenga?

Me fueron puliendo y fueron armando una narrativa integral que fue lo que me permitió al final presentar una imagen, digamos, clara o sólida a Harvard.

Yo soy Lucas Botero, tengo 35 años, pasé a Harvard a hacer el Advanced Management Development Program en Real Estate, clase 2025, y fui parte del programa Scholastica 360.

Yo tenía una idea específica, yo quiero ir a Estados Unidos, quiero ir a Wharton, de hecho, hoy con retrovisor lo reviso y digo, bueno, ¿por qué Wharton? No tendría sentido tomar esa decisión ahorita. Y, digamos, con esta cobertura holística, como bien lo llamas, pues Scholastica sí me abrió los ojos y me dijo, no solamente es Wharton por la marca, hay otras instituciones alternativas supremamente buenas que en una de esas te quedan mejor a ti, como Lucas Botero, experto en Real State de 35 años, y fue una cosa best for, o tailor-made, fue un tema hecho a la medida de la A a la Z.

Fuimos explorando varios programas, varias alternativas, digamos, case by case, hasta que por fin llegamos a un programa que de hecho no mucha gente conoce, que es el AMDP de Harvard, pero llegamos a eso precisamente por esa experiencia tan personalizada que al final cambió, digamos, la visión que teníamos inicialmente.

Bueno, pues el trabajo introspectivo que hice con Scholastica, repito, fue, digamos, la columna vertebral del proceso de aplicación. Uno, a final de cuentas, a Harvard le está contando una historia de quién es uno, por qué quiero estudiar allá, qué traigo a la mesa, qué tengo distinto, cuál es el agente diferenciador o el factor X, si se quiere, que yo voy a traer a la mesa.

En todos los pasos estuvo Scholastica ayudándome.