Es en nuestros sueños y
nuestras aspiraciones
donde encontramos
nuestras oportunidades.
Harvard, Stanford y universidades similares aceptan menos del 10%.
El talento de tus hijos los puede llevar lejos, sin embargo, debido a la cantidad de postulantes internacionales con aptitudes y credenciales sobresalientes sin estrategia, es prácticamente imposible conseguirlo. Por ejemplo en 2020, de los 9,165 postulantes internacionales a MIT, solo 123 fueron admitidos.Las oportunidades también tienen fecha de expiración.
Sin importar que decida estudiar, si lo hace en Latino America se estima que cerca del 40% de estudiantes cambian de disciplina y cada 6 de 10 egresados hubieran deseado estudiar otra cosa; generando frustración y aumentando el costo financiero de los estudiantes universitarios. La dirección les permitirá definir con calma y de manera informada, qué estudiar y dónde hacerlo.
La peor forma de perder una oportunidad es no saber que la tenías.
Ayudarlo a estar en el mejor lugar y a elegir una profesión que le garantice un futuro prometedor puede ser tu mejor herencia.
Por qué anticipar el proceso de admisión a universidades en el exterior a partir de los 12 años puede ser la clave para el éxito futuro.
Cuando se enfrenta por primera vez a un proceso competitivo, con poca anticipación y contra una competencia sofisticada, se limitan las oportunidades para mejorar el perfil y se reacciona en vez de prevenir o construir.
Los jóvenes latinoamericanos que aspiran a estudiar en las mejores universidades del mundo, enfrentan barreras sistémicas que los ponen en desventaja por falta de perspectiva y conocimiento del proceso, convirtiéndose en puntos ciegos que no se reconocen hasta que es demasiado tarde.
La competencia por un número limitado de lugares en las mejores universidades del mundo es global y las elites globales, sobretodo de países en donde los procesos de admisión a las universidades locales es muy competitivo, están equipadas con la tradición cultural, los recursos sociales, académicos y económicos para apoyar y desarrollar el talento y las habilidades de sus hijos.
Una razón por la que no hay más latinoamericanos en las mejores universidades del mundo tiene que ver justo con este tipo de barreras sistémicas, y de lo sofisticado de la competencia internacional que valora la anticipación y cuenta con la información para tomar decisiones acertadas.
El aprendizaje es un proceso dinámico que se construye sobre las bases de los conocimientos previos. Durante la pandemia no solo se reduce la adquisición de nuevo conocimiento, sino la solidez de las bases para construir aprendizajes futuros.
Esto es especialmente relevante para estudiantes de 12 a 15 años. Es en secundaria, y no en preparatoria, donde se aprenden los conceptos matemáticos y verbales que evalúa el SAT, ACT y otros exámenes estandarizados de ingreso a universidades internacionales.
Adicionalmente, para un latinoamericano, existe una barrera cultural, ya que en nuestros sistemas educativos no existe una tradición de exámenes estandarizados. Muchos jóvenes se enfrentan a un examen desconocido, sin contexto ni entrenamiento previo.
No es realista pedirles resultados extraordinarios en pocos meses. Tan absurdo como pensar que podrán ser campeones de tennis en el US Open, aprendiendo a jugar el deporte justo antes de la competencia que define su futuro.
Ayúdalos a ser la mejor versión de sí mismos.
Sé parte de la familia Scholastica, y juntos, hagamos que nuestros hijos forjen carácter, obtengan herramientas, desarrollen habilidades de liderazgo y empatía. Forma parte de una comunidad donde el mérito, el trabajo duro y la excelencia son los valores que nos guían.
Adriana Borunda, directora de Scholastica y Scholastica Junior